La lasaña es un plato emblemático que se remonta a tiempos antiguos, con raíces en la antigua Grecia. Este manjar ha evolucionado para convertirse en una obra maestra culinaria italiana, destacándose por su rica mezcla de sabores y texturas. En el siglo XVII, un chef italiano transformó esta receta en un arte culinario al combinar múltiples ingredientes, especialmente el queso gratinado. Además, descubriremos cómo preparar este exquisito plato en casa con ingredientes sencillos y técnicas accesibles.
Este plato tiene una historia fascinante que se extiende más allá de sus orígenes italianos. Aunque hoy es considerado un clásico de la cocina italiana, sus primeras referencias datan de la Antigua Grecia. Con el paso del tiempo, la lasaña se fue adaptando hasta convertirse en la versión que conocemos hoy en día. La verdadera revolución llegó cuando un chef italiano logró elevar este plato a nuevas alturas mediante la incorporación de elementos innovadores.
En el siglo XVII, Giovan Battista Crisci llevó la lasaña a otro nivel al combinar capas de pasta con diversos ingredientes, creando una sinfonía de sabores que incluía carnes, hierbas frescas y, sobre todo, el inigualable toque del queso gratinado. Esta fusión no solo mejoró la textura del plato sino también su profundidad de sabor, convirtiéndolo en un ícono de la gastronomía mundial. Así nació una tradición que ha perdurado hasta nuestros días, inspirando a chefs y amantes de la cocina en todo el mundo.
Preparar la lasaña en casa puede ser una experiencia gratificante y relativamente sencilla. Los ingredientes principales incluyen pasta, carne picada, salsa de tomate y queso mozzarella, aunque existen muchas variaciones. El proceso comienza con la cocción de los ingredientes base como la cebolla y el ajo, seguido de la carne sazonada y finalmente la incorporación de la salsa y otros condimentos. Una vez listo este relleno, se procede a armar las capas de pasta alternadas con el preparado, terminando con una generosa cantidad de queso rallado.
Para comenzar, en una olla se derrite mantequilla junto con aceite de oliva, donde se doran la cebolla y los ajos picados hasta que estén suaves. A continuación, se añade la carne molida, sazonándola con sal, pimienta y hierbas aromáticas antes de incorporar la salsa de tomate. Se deja cocinar hasta que se reduzca ligeramente y luego se agrega la crema de leche y el caldo de pollo. Mientras tanto, se preparan las láminas de pasta, que se colocan en una fuente para horno formando capas intercaladas con el relleno de carne y salsa. Finalmente, se cubre todo con queso mozzarella rallado y se hornea hasta que esté dorado y burbujeante. Este método permite obtener una lasaña casera auténtica y deliciosa, perfecta para compartir en familia o con amigos.