En este artículo, se exploran experiencias únicas con mariscos exóticos en diferentes partes del mundo y la riqueza culinaria que ofrecen los mares. También se resalta una innovadora propuesta de postres de chocolate en Medellín.
El autor narra sus aventuras gastronómicas alrededor de criaturas marinas poco comunes, destacando momentos memorables como su encuentro con el picoroco en Chile y los percebes en Madrid.
Estas experiencias revelan cómo ciertos mariscos pueden desafiar tanto al paladar como a la mente abierta del comensal. Aunque algunos platos marinos pueden parecer intimidantes debido a su apariencia o preparación peculiar, también ofrecen sabores inigualables que trascienden las barreras visuales. En Cartagena de Chile, el picoroco demostró ser un ejemplo extremo, mientras que en Madrid, los percebes resultaron ser una sorprendente delicia que conquistó al escritor pese a sus aprensiones iniciales.
Los mariscos poseen una diversidad fascinante clasificada en crustáceos, moluscos, cefalópodos y equinodermos. Cada grupo presenta características únicas que definen su sabor y textura. En Colombia, esta variedad se refleja en las cocinas regionales costeras donde cada zona ofrece recetas distintivas. Desde San Andrés hasta Guapi, cada lugar tiene su propia interpretación de la cocina marina, utilizando especies locales como rayas, pianguas y chorgas. Este rico patrimonio gastronómico es resultado de la biodiversidad de los océanos Caribe y Pacífico, ambos con realidades ecológicas muy diferentes.
Un nuevo emprendimiento en Medellín está revolucionando el mundo del chocolate con creaciones artesanales que deleitan el paladar.
Alicia Saldarriaga, una joven repostera talentosa, ha capturado la atención con su línea de volcanes de chocolate. Su negocio, Magma Chocolatería, ofrece variaciones creativas de este clásico postre, incluyendo opciones sin azúcar ni gluten, así como combinaciones audaces como mantequilla de maní y chile de árbol. Estas innovaciones no solo satisfacen diversos gustos y necesidades dietéticas sino que también elevan la experiencia del consumidor mediante sabores intensamente placenteros. Los volcanes se entregan listos para hornear, lo que permite a los clientes disfrutar de ellos en casa o en restaurantes manteniendo su calidad intacta. La dedicación de Alicia hacia su arte refleja el renacimiento de la repostería local y su capacidad para transformar ingredientes simples en obras maestras sensoriales.