En muchas situaciones, las madres se preguntan si es seguro continuar con la lactancia materna mientras están embarazadas de un nuevo hijo. Aunque existen ciertos mitos al respecto, especialmente relacionados con el riesgo de contracciones uterinas, en realidad, para la mayoría de los embarazos normales, no hay problema en mantener esta práctica. Irene Lozano, una experta certificada en lactancia materna y fisioterapeuta pediátrica, aclara que los cambios hormonales durante el embarazo pueden influir tanto en la cantidad como en la calidad de la leche, lo que podría llevar a algunos niños a destetarse por sí mismos. Sin embargo, cuando no hay amenaza de aborto o condiciones específicas de salud, la decisión debe evaluarse individualmente.
El cuerpo humano experimenta transformaciones significativas durante el embarazo, y esto incluye efectos en la producción de leche materna. Según Irene Lozano, los aumentos en los niveles de estrógeno y progesterona pueden reducir la producción de leche, especialmente después del segundo trimestre, debido a la inhibición de la prolactina. Además, la composición de la leche cambia, haciéndola más salada debido a un incremento en la concentración de sodio. Estas variaciones pueden resultar en una menor satisfacción para el niño durante las tomas, lo que podría inducir un destete natural, sobre todo en aquellos que ya han superado el primer año de vida.
Además de estos cambios fisiológicos, algunas madres notan molestias adicionales al amamantar durante el embarazo, como mayor sensibilidad en los pezones o cansancio extremo. Estas incomodidades suelen ser más evidentes durante el primer trimestre pero varían considerablemente entre las mujeres. En algunos casos, estas molestias pueden llevar a una decisión voluntaria de destetar antes de que nazca el bebé.
En cuanto a situaciones de riesgo, como una amenaza de aborto o parto prematuro, la experta subraya que aunque la lactancia puede desencadenar contracciones leves, esto no implica automáticamente un peligro para todos los embarazos. Cada caso debe analizarse de manera personalizada, teniendo en cuenta factores como insuficiencia cervical, desnutrición severa o anemia importante no controlada. En ausencia de dichas complicaciones, es posible continuar con la lactancia hasta el nacimiento del siguiente bebé.
Cuando llega el momento del parto, es fundamental garantizar que el recién nacido reciba suficiente calostro, considerado esencial para el desarrollo del sistema inmunológico del bebé. En este sentido, se recomienda dar prioridad al recién nacido durante las tomas, supervisando cuidadosamente su agarre y succión. A pesar de ello, en muchos casos, la producción de leche se ajusta automáticamente para satisfacer las necesidades de ambos hijos si se opta por la lactancia en tándem.
Aunque mantener la lactancia durante el embarazo puede parecer complejo debido a los cambios físicos y emocionales involucrados, con la orientación adecuada y la información correcta, muchas madres logran llevarlo a cabo sin problemas. Es crucial eliminar mitos y proporcionar apoyo informado a aquellas que desean continuar con esta práctica, asegurando siempre el bienestar tanto de la madre como de sus hijos.