Educar
Manejando las Emociones Infantiles: Una Guía para Padres
2025-06-30

La gestión de las emociones en la infancia, especialmente el enfado, es un desafío recurrente para muchos padres. La psicóloga Diana Jiménez, defensora de la Disciplina Positiva, subraya que el enfado es una emoción natural y necesaria, no una señal de mal comportamiento. Su nuevo libro, 'Mamá, ¿por qué me enfado?', busca guiar a los niños a entender y manejar esta emoción, ofreciendo a los padres estrategias para acompañar a sus hijos en este proceso. La clave reside en la comprensión y el apoyo constante, transformando las rabietas en oportunidades de aprendizaje emocional.

La creación de un 'rincón de la calma' es una herramienta fundamental propuesta por Jiménez para ayudar a los niños a autorregularse. Este espacio seguro, alejado de cualquier connotación de castigo, permite a los pequeños retirarse y procesar sus emociones desbordadas. Con el tiempo, este refugio físico se internaliza, convirtiéndose en un recurso mental que los niños pueden invocar para encontrar serenidad en cualquier situación. La experta enfatiza la importancia de una presencia parental tranquila y comprensiva, indispensable para que los niños desarrollen sus propias habilidades de afrontamiento emocional.

Entendiendo las Tormentas Emocionales Infantiles

Los episodios de enfado en la infancia son manifestaciones de emociones más profundas que los niños aún no pueden articular. Diana Jiménez, con su enfoque en la Disciplina Positiva, ilumina la naturaleza de estas \"tormentas emocionales\", destacando que no son un capricho, sino el resultado de la inmadurez cerebral. Los niños no tienen la capacidad innata de autorregularse, por lo que necesitan el apoyo constante y la calma de sus padres. Es crucial reconocer que el enfado, lejos de ser perjudicial, actúa como una señal de advertencia, indicando que algo molesta, frustra o parece injusto. Puede esconder tristeza, miedo o cansancio, y el primer paso hacia una gestión saludable es ayudar a los niños a identificar y nombrar estas sensaciones, así como a expresarlas de manera segura, sin dañar a sí mismos ni a otros.

Para navegar estas situaciones, los padres deben ofrecer seguridad y contención. Explicar las cosas no es suficiente cuando el niño está en medio de una rabieta; lo que realmente ayuda es una presencia serena, un tono de voz suave y la disponibilidad incondicional. La regulación física precede a la verbal; una vez que el cuerpo se calma, las palabras pueden fluir. Es un proceso agotador para los padres, pero comprender que las reacciones del niño no son ataques personales, sino expresiones inmaduras de su incapacidad para manejar algo, transforma la perspectiva. Acompañar sin reprimir, establecer límites con afecto y observar los patrones detrás de los enfados (hambre, cansancio, celos) son pasos esenciales. Además, el autocuidado parental es vital, ya que es imposible ofrecer calma si uno mismo está desbordado.

El Rincón de la Calma y el Maletín Emocional

El concepto del \"rincón de la calma\" es una estrategia innovadora para fomentar la autorregulación emocional en los niños. Este no es un lugar de castigo, sino un santuario donde los pequeños pueden retirarse cuando las emociones los abruman. Se trata de un espacio confortable, equipado con elementos que invitan a la relajación, como cojines, libros o juguetes sensoriales. La clave es que los niños participen en su creación, eligiendo los objetos y decorando el lugar, lo que les da sentido de pertenencia y lo convierte en un recurso personal. Este rincón sirve como una herramienta física que, con el tiempo y el apoyo parental, se transforma en una capacidad interna de autorregulación.

Más allá del rincón físico, el objetivo es que los niños interioricen la capacidad de calmarse. Esto se logra mediante visualizaciones, animándolos a recrear mentalmente su espacio seguro, conectando con los sentidos y las sensaciones de tranquilidad. Recursos portátiles, como una \"piedra de los deseos\" o un objeto con el aroma de sus padres, pueden servir como anclas emocionales cuando están fuera de casa. A medida que crecen, el rincón de la calma evoluciona hacia una \"mochila emocional\", una metáfora para las diversas estrategias que los niños aprenden a emplear: respiración consciente, escritura, dibujo, música o deporte. Es fundamental normalizar la expresión de emociones intensas y la búsqueda de ayuda, enseñando a los niños que estas son señales de humanidad y fortaleza, no de debilidad.

more stories
See more