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Raffles de Singapur: Un Icono Atemporal del Cóctel y la Historia Hotelera
2025-08-13

En el corazón de Singapur, en medio de una vorágine de rascacielos y modernidad, se alza el legendario Hotel Raffles, un refugio inmutable que desafía el paso del tiempo. Este monumento nacional, apodado la 'Gran Dama', ha conservado su esencia colonial, ofreciendo a sus visitantes una inmersión en la rica historia de la ciudad-estado. Aunque Singapur se ha transformado en un epicentro global de la coctelería, el Raffles se mantiene firme en su propósito de preservar el legado de bebidas clásicas, en particular el famoso Singapore Sling, a pesar de las controversias sobre su origen.

Fundado en 1887 por los hermanos armenios Sarkies, el Raffles, que lleva el nombre del padre fundador del Singapur colonial, Sir Stamford Raffles, comenzó modestamente con solo diez habitaciones. Sin embargo, rápidamente se convirtió en un símbolo de prosperidad y modernidad, siendo el primer hotel en Singapur en contar con electricidad y aire acondicionado. Hoy, como parte del grupo Accor, la marca Raffles se ha expandido a 22 propiedades en todo el mundo, pero la sede original en Singapur sigue siendo un referente insuperable.

La presencia del Raffles, con su impoluta arquitectura victoriana y sus característicos porteros sijs, es un verdadero viaje en el tiempo. Como bien señala François Monti, un experto en coctelería, el hotel es \"absolutamente icónico por su importancia histórica\". A pesar de que la Singapur actual es una ciudad ultramoderna, el Raffles transporta a sus huéspedes a la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando la ciudad era un punto crucial para el tráfico marítimo y un control vital para el Imperio Británico en Asia. La atmósfera del Raj, con sus exuberantes jardines tropicales, mármol blanco, verandas de teca y techos imponentes, ha seducido a innumerables personalidades, desde Ava Gardner y Liz Taylor hasta Ernest Hemingway, quien disfrutó de sus cócteles en el famoso Long Bar. El Writers Bar, otro de los muchos espacios del hotel, acogió a luminarias literarias como Rudyard Kipling, Somerset Maugham y Joseph Conrad, quienes encontraron inspiración en sus salones.

El hotel ha sido sometido a varias renovaciones a lo largo de los años para preservar su esplendor, la más reciente en 2019 bajo la dirección de la diseñadora Alexandra Champalimaud y el estudio Aedas. Estas reformas han revitalizado sus espacios, destacando los pisos pulidos de mármol y madera de eucalipto, y una impresionante lámpara de araña que domina el vestíbulo. El Long Bar, ahora más amplio y ubicado en la primera planta, mantiene su aura mítica, un lugar donde, según Monti, \"la gente de negocios o de la administración inglesa iba a escapar del calor y la humedad de Singapur tomando un sling\". La tradición de tirar las cáscaras de cacahuete al suelo, un guiño a los tiempos en que los dueños de plantaciones de caucho se reunían en el Cad's Alley, añade un toque folclórico a la experiencia. Incluso la leyenda del último tigre de Singapur, abatido bajo la mesa de billar del hotel, forma parte de su rica mitología. A pesar de no figurar en los prestigiosos rankings de los '50 Mejores Bares del Mundo', el Long Bar, con su encanto atemporal y sus curiosidades, sigue siendo un destino ineludible.

A pesar de la arraigada creencia popular, François Monti desvela un dato sorprendente: \"Contrariamente a lo que se dice, el Singapore Sling no se inventó allí\". Aunque se atribuye su creación al barman Ngiam Tong Boon en 1915, para satisfacer a las damas con su toque rosado, Monti explica que el 'sling' o 'gin sling' ya era una bebida popular en Singapur a finales del siglo XIX, y que la versión actual con zumo de piña es una adaptación moderna. La fórmula original, más cercana a la coctelería clásica, incluía ginebra, limón, brandy de cereza, Bénédictine y agua con gas. El historiador David Wondrich, en su obra 'Imbibe!', refuerza esta idea, sugiriendo que el Raffles se ha \"salido con la suya durante años promulgando un montón de tonterías\", y que el hotel no era el lugar más famoso para disfrutar de un sling en los inicios del siglo XX. No obstante, las leyendas del Raffles, alimentadas por más de medio siglo de cronistas residentes, parecen destinadas a perdurar, enriqueciendo su ya fascinante historia.

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