En la tarde saudí, el Marriot Hotel de Yeda se convirtió en un escenario crucial para el fútbol español. Aquí, bajo la mediación diplomática, se produjo un encuentro significativo entre los líderes del Barcelona y la Federación Española de Fútbol (RFEF). Este evento marcó una pausa temporal en las tensiones que han caracterizado las relaciones entre estas instituciones durante los últimos meses. La recepción oficial antes de la final de la Supercopa de España ofreció un espacio donde se gestaron discursos conciliadores y gestos simbólicos que podrían abrir camino hacia nuevas dinámicas en el mundo del balompié ibérico.
El jardín del Marriot fue el lugar elegido para celebrar una velada que combinaba ceremonia y diplomacia deportiva. Este acto, que se ha convertido en una tradición gracias al éxito de los equipos españoles en este torneo internacional, volvió a reunir a figuras influyentes del fútbol español. En esta ocasión, la presencia del cónsul honorario de España en Riad añadió un matiz especial a la velada, proporcionando un contexto propicio para la reconciliación.
La tensión era palpable cuando los asistentes esperaban la llegada de Florentino Pérez y Joan Laporta. Finalmente, fue Laporta quien apareció a las 19:45 horas, marcando el inicio de lo que muchos consideran una pequeña tregua. Su interacción con Rafael Louzán, presidente de la RFEF, fue cordial y significativa. Laporta participó activamente en la velada, mostrándose amable con todos los presentes e incluso compartiendo momentos de humor con algunos invitados. Sin embargo, su discurso improvisado dejó claro que aún existen temas pendientes de resolver, especialmente relacionados con decisiones recientes sobre inscripciones de jugadores.
El comportamiento de Laporta durante la velada reveló una mezcla de arrepentimiento y firmeza. Aunque no ofreció una disculpa explícita por sus comentarios anteriores, reconoció indirectamente que sus acciones habían sido excesivas. Expresó su satisfacción por cómo se había resuelto la situación actual, pero también subrayó la importancia de aplicar correctamente las normas en el futuro. Estas declaraciones fueron bien recibidas por la RFEF, aunque se espera una mayor claridad en futuras comunicaciones.
Mientras tanto, el Real Madrid mantuvo una postura neutral. Florentino Pérez no asistió al evento, delegando en José Ángel Sánchez y Emilio Butragueño para representar al club. Esta ausencia generó cierta especulación, pero el equipo blanco optó por mantenerse al margen de las controversias, enfocándose en el partido que les enfrentaría esa noche. El contraste entre la participación activa de Laporta y la discreción del Madrid refleja las diferentes estrategias adoptadas por ambos clubes frente a situaciones delicadas. A pesar de las diferencias, la relación entre Barcelona y Madrid sigue siendo compleja, con momentos de cooperación y otros de rivalidad intensa. En este contexto, la figura de Javier Tebas como vicepresidente de la RFEF agrega otro nivel de complejidad a las relaciones entre los principales actores del fútbol español.