En una tarde memorable en la plaza de toros de Jerez, el maestro Morante de la Puebla logró un desempeño excepcional al cortar tres orejas y un rabo. Su actuación frente a un ejemplar destacado de Álvaro Núñez, apodado 'Negro', fue aclamada por el público, que le otorgó la vuelta al ruedo. El francés Sebastián Castella también tuvo un desempeño sólido, cortando una oreja de cada uno de sus toros, mientras que el diestro Manzanares completó la terna con una actuación solvente, llevándose una oreja del tercero.
Una Tarde Inolvidable en Jerez
En una jornada cargada de emoción, todo comenzó cuando Morante de la Puebla deslumbró con su elegancia característica en una faena magistral frente a 'Negro'. Este ejemplar de Álvaro Núñez demostró grandes cualidades bajo la muleta del célebre torero, quien ejecutó una serie de movimientos técnicos y artísticos que dejaron al público sin aliento. En un momento culminante, Morante empleó una combinación de toreo clásico y moderno, ralentizando las embestidas del toro y finalizando con molinetes que hicieron estallar la plaza en aplausos al ritmo de bulerías.
El inicio de la tarde fue igualmente impresionante. Con un sensacional saludo capotero lleno de verónicas y una media de frente, Morante estableció el tono para su actuación ante el primer toro. A pesar de cierta falta de fuerza del animal, el cigarrero logró desarrollar una faena encajada y técnica, coronada con una estocada precisa que le valió una oreja.
Sebastián Castella no quedó atrás. Su recepción al segundo toro fue muy suave y variada, seguida de una faena templada donde sacó lo mejor del burel mediante ayudados por bajo y tandas poderosas por derecho. Aunque sufrió una brecha en la ceja derecha tras ser arrollado, mantuvo la compostura y obtuvo una oreja tras una estocada efectiva. Repitió el éxito con el quinto toro, mostrando firmeza y autoridad en un arrimón meritorio.
Por su parte, Manzanares ofreció una actuación solvente, destacando especialmente con el tercero de la tarde. Tras un buen recibimiento de capa, construyó una faena cimentada sobre la diestra, donde logró profundidad y eficacia, aunque el izquierdo careció de la misma intensidad. Finalizó su labor con precisión en los aceros, obteniendo una oreja como recompensa.
La última actuación del día cerró con un intento respetuoso de Manzanares frente a un toro complicado, defendiéndose bien ante embestidas bruscas y dejando algunos muletazos largos antes de recibir una ovación.
Desde la perspectiva de un periodista, esta tarde en Jerez refleja cómo el arte del toreo sigue siendo una celebración de la habilidad y la conexión entre hombre y animal. Las faenas de Morante de la Puebla demuestran que el genio sigue vivo en quienes pueden elevar el arte a niveles casi imposibles. Para los lectores, este evento es un recordatorio de la importancia de preservar y apreciar tradiciones que trascienden generaciones, fusionando técnica, pasión y creatividad en cada pase.