El pasado puede revivir a través del sabor. En el corazón de Avilés, un grupo de emprendedores ha logrado devolver la vida a una receta centenaria que marcó época en la región. La historia comienza cuando Olga García, dueña de La Avilesina, recibió el invaluable tesoro: el libro de recetas de la icónica confitería Galé, establecida en 1876. Este documento guarda no solo fórmulas culinarias, sino también tradiciones y sabores que definieron la identidad gastronómica local. Con la ayuda de expertos reposteros, se ha dado un paso crucial para traer al presente uno de los dulces más emblemáticos de Asturias.

La recuperación de esta joya gastronómica no sería posible sin la dedicación de profesionales apasionados. Alejandro Montes, un reconocido repostero con experiencia en Madrid, aceptó el reto de perfeccionar la receta original durante más de un año. Su objetivo era adaptarla a los gustos modernos sin perder su esencia histórica. Este postre, elaborado con ingredientes locales como mantequilla asturiana y huevos frescos, representa un homenaje al arte pastelero tradicional. El proceso incluye detalles cuidadosamente diseñados, como el glaseado aplicado justo antes de la venta, lo que garantiza frescura y calidad excepcionales.

Este proyecto no solo revive un pedazo de historia, sino que también promueve el orgullo cultural y el valor de las raíces. El mantecado de Galé, ahora disponible en diferentes tamaños, simboliza cómo las tradiciones pueden renovarse y adaptarse a nuevas generaciones. Más allá de ser un simple dulce, este bizcocho refleja la importancia de preservar nuestras historias a través del gusto y la memoria colectiva. Al compartirlo, celebramos nuestra herencia y fortalecemos vínculos entre comunidades, demostrando que el progreso puede convivir armoniosamente con el legado del pasado.