Úbeda no es solo una joya arquitectónica, es una ciudad que respira historia desde cada piedra de sus calles empedradas. A tan solo cincuenta kilómetros de Jaén, esta localidad medieval conserva un legado artístico tan rico que fue reconocido por la UNESCO hace más de dos décadas. Pero más allá de sus fachadas renacentistas y sus plazas centenarias, Úbeda alberga una sorpresa culinaria que está revolucionando la escena gastronómica regional: el restaurante Cibus. Ubicado en la emblemática plaza Primero de Mayo, este establecimiento no solo se integra visualmente en el entorno histórico, sino que lo eleva a otro nivel con su propuesta culinaria inspirada en los sabores del pasado.
Su ubicación no es casualidad. La plaza Primero de Mayo es uno de los puntos neurálgicos de la ciudad, rodeada de edificios que han sido testigos mudos de siglos de historia. Cibus aprovecha esa atmósfera ancestral para ofrecer una experiencia integral, donde el lugar y el menú trabajan en perfecta sintonía. El edificio que lo alberga tiene orígenes en el siglo XVI, y su interior —una sala excavada en piedra natural— le da un toque único que pocos restaurantes pueden presumir. Es aquí donde el visitante comprende que no está ante un simple lugar para comer, sino ante un proyecto que busca honrar el legado cultural a través del arte culinario.
El alma del restaurante Cibus reside en su filosofía culinaria: el “Renacimiento Culinario”. Este concepto no solo es un nombre elegante, sino una verdadera declaración de intenciones. Bajo la dirección del chef José Santiago Bea, el restaurante explora las recetas ancestrales de la región jiennense, reinterpretándolas con técnicas modernas y presentaciones innovadoras. No se trata de copiar el pasado, sino de dialogar con él, entenderlo y reinventarlo sin perder su esencia.
Bea, formado en algunas de las cocinas más prestigiosas de España, ha encontrado en Úbeda el lugar ideal para desarrollar su visión. Su trabajo no solo se basa en el dominio técnico, sino en una profunda conexión con los ingredientes locales. Aceite de oliva virgen extra de Jaén, carnes tradicionales como la papada ibérica, pescados frescos de la zona y hortalizas de productores cercanos son protagonistas absolutos en cada plato. Esta obsesión por lo auténtico convierte a Cibus en un referente de cocina de proximidad, pero con un enfoque artístico que lo diferencia de otros establecimientos regionales.
Cibus no ofrece carta tradicional. Su propuesta se basa exclusivamente en dos menús degustación diseñados para sumergir al comensal en una narrativa culinaria estructurada en múltiples actos. El primero de ellos es el Menú Renacimiento (82 €), compuesto por catorce pases que recorren desde aperitivos sutiles hasta postres cargados de simbolismo histórico. Cada plato cuenta una historia, muchas veces ligada a la propia evolución gastronómica de la región, y está pensado para provocar reflexión y disfrute simultáneamente.
Para quienes buscan una experiencia más concisa pero igualmente impactante, existe el Menú Legado (65 €), una selección de nueve pases que captura la esencia del anterior en una versión más compacta. Ambas opciones cambian estacionalmente, permitiendo a los visitantes repetir la experiencia sin caer en la monotonía. Además, durante todo el trayecto, el aceite de oliva virgen extra de Jaén aparece como hilo conductor, presente tanto explícitamente como en notas subliminales en cada preparación.
Uno de los aspectos que diferencian a Cibus del resto es su compromiso absoluto con la materia prima local. En lugar de buscar ingredientes exóticos o importados, el equipo prioriza productos autóctonos que reflejan la identidad agrícola y ganadera de Jaén. Trucha de montaña, perdiz en escabeche, gamba blanca de calidad superior y callos tradicionales son algunos de los protagonistas recurrentes en los menús. Cada uno de ellos es tratado con respeto, pero también con audacia, logrando combinaciones inesperadas que desafían los cánones clásicos sin romper con su espíritu.
Este enfoque no solo fortalece la economía local y reduce la huella ecológica, sino que también garantiza una frescura y calidad difícil de replicar. Los proveedores son mayormente pequeños agricultores y artesanos que trabajan en condiciones sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Esta red de colaboración entre el restaurante y los productores locales ha generado un ecosistema culinario virtuoso que beneficia a todos los involucrados, incluyendo al comensal final, que puede saborear la autenticidad en cada bocado.
El talento de José Santiago Bea y su equipo no solo es apreciado por los clientes habituales, sino también por jurados especializados y críticos gastronómicos. En la edición número siete del Concurso Nacional “La Mejor Tapa de Jaén”, celebrado en el Castillo de Lopera, Cibus logró llevarse el primer premio con su creación “Sisho/papada/pipirrana/arrope”. Este plato, que fusiona ingredientes y técnicas tradicionales bajo una nueva óptica, no solo sedujo al paladar de los jueces, sino que también demostró la capacidad del restaurante para innovar sin perder la raíz cultural.
El premio, dotado con tres mil euros, fue un reconocimiento importante que posicionó a Cibus en el mapa nacional de la alta cocina. Más allá del valor económico, este galardón reforzó la idea de que el “Renacimiento Culinario” no es solo un concepto marketing, sino una realidad palpable en cada plato servido. El hecho de haber triunfado en un certamen competitivo y altamente valorado en la región confirma que el trabajo de Cibus va más allá de la moda pasajera y se inserta en una tendencia de recuperación y evolución de la gastronomía mediterránea con base andaluza.
Visitar Cibus no es solo probar comida, es vivir una experiencia multisensorial. Desde el momento en que se cruza su umbral, el comensal entra en un universo cuidadosamente diseñado, donde la iluminación, la música ambiental, la temperatura y hasta el ritmo de los servicios están pensados para crear un estado de inmersión total. La duración promedio de la degustación completa es de tres horas, tiempo suficiente para desconectar del bullicio exterior y centrarse únicamente en la magia que ocurre en el plato y en el entorno.
Además, el servicio está a cargo de un equipo bien entrenado, capaz de explicar con precisión cada detalle detrás de los platos, sin sonar pedante ni intrusivo. La atención personalizada, sumada a la interacción directa con el chef en ciertos momentos de la velada, crea una atmósfera íntima y única. Para muchos, esto convierte a Cibus no solo en un destino culinario, sino en un espacio emocionalmente significativo, donde la comida se transforma en memoria.
El éxito de Cibus no solo beneficia al restaurante en sí mismo, sino que también contribuye al posicionamiento turístico de Úbeda. En una ciudad que ya vive del patrimonio histórico y cultural, la presencia de un espacio culinario de alto nivel agrega valor a la visita y prolonga la estancia de los turistas. Muchos visitantes programan su viaje a Jaén específicamente para disfrutar de una experiencia en Cibus, lo cual dinamiza otros sectores como el alojamiento, el transporte y el comercio local.
Además, el enfoque del restaurante en la recuperación de recetas antiguas y su reinterpretación contemporánea ayuda a mantener vivas tradiciones que, de otra forma, podrían quedar relegadas al olvido. Esto no solo enriquece la oferta gastronómica de la región, sino que también contribuye a la preservación del patrimonio inmaterial de Andalucía. En ese sentido, Cibus funciona como un puente entre generaciones, entre culturas y entre épocas, ayudando a que el legado culinario regional no solo sobreviva, sino que prospere.
A pesar de su consolidación actual, Cibus no parece detenerse. José Santiago Bea y su equipo continúan explorando nuevas formas de integrar tecnología culinaria con técnicas ancestrales, siempre manteniendo el equilibrio entre vanguardia y respeto por la tradición. Se rumorea que están trabajando en proyectos paralelos, como talleres culinarios temáticos, colaboraciones con otros chefs de renombre y posiblemente una publicación dedicada a recopilar las recetas más icónicas del restaurante.
El futuro también podría incluir la expansión de su concepto a otros espacios dentro de la región, aunque siempre bajo criterios de sostenibilidad y autenticidad. Sea cual sea el camino que decida tomar, una cosa está clara: Cibus no es solo un restaurante, sino un movimiento cultural que está marcando tendencia en el sur de España. Y mientras el mundo sigue buscando experiencias auténticas, lugares como este seguirán siendo faros de inspiración para quienes aman la buena mesa y la historia bien contada.