En la fecha del 17 de mayo, se conmemoran dos celebraciones tecnológicas que, aunque están relacionadas, tienen orígenes y propósitos distintos. Por un lado, está el Día de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información, establecido por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) en 1969. Este evento busca destacar la importancia de las tecnologías de comunicación para impulsar el desarrollo económico y social global. Por otro lado, el Día de Internet, surgido en 2005 gracias a una propuesta de la Asociación de Usuarios de Internet, celebra principalmente en países hispanoparlantes los avances y beneficios que ofrece la red mundial. Ambas fechas coinciden debido a su conexión histórica con la creación de la UIT en 1865, pero difieren en sus alcances culturales y geográficos.
En un día cargado de simbolismo, el 17 de mayo marca el aniversario número 160 de la fundación de la UIT, un hito histórico que merece ser reconocido en la Plaza de las Naciones de Ginebra, Suiza, mediante un espectáculo visual sobre la emblemática Torre de la UIT. Esta celebración pone especial énfasis en cerrar la brecha digital de género, ya que millones de mujeres y niñas aún carecen de acceso a internet. En contraste, el Día de Internet tiene una impronta más regional, concentrándose en comunidades de habla hispana donde se promueven iniciativas como entregas de premios a proyectos innovadores en línea. Aunque ambas festividades convergen en su objetivo de democratizar el acceso a la tecnología, cada una aborda este desafío desde perspectivas únicas.
Es importante no confundir estas celebraciones con eventos similares, como el Día de Internet Segura o el Festival de Internet, que cuentan con calendarios y objetivos separados.
Desde la perspectiva de un periodista, esta coincidencia de fechas resalta cómo las telecomunicaciones y el acceso a internet han evolucionado juntos durante décadas, transformando nuestra sociedad. La clave reside en comprender que, aunque compartan una jornada común, cada evento representa diferentes etapas y aspectos de esta revolución tecnológica. Para los lectores, esto implica reflexionar sobre la necesidad continua de reducir desigualdades digitales y fomentar una conectividad inclusiva en todas las regiones del mundo.