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La Agonía de un Médico Boliviano Atrapado en Gaza: Un Llamado Desesperado por la Supervivencia
2025-08-13
Este artículo explora la desgarradora situación de un médico boliviano de origen palestino, Refaat Alathamna, quien, junto a su familia, se encuentra atrapado en la Franja de Gaza. Su testimonio personal, cargado de angustia y desesperación, ilustra las terribles condiciones de vida en el enclave asediado: la destrucción constante, la escasez extrema de recursos básicos y la inaccesibilidad a una salida segura. Es una crónica de resistencia humana frente a la barbarie de la guerra y un urgente llamado a la comunidad internacional para la asistencia y la evacuación.

Un eco de desesperación en medio del caos: La voz de Gaza clama por libertad y supervivencia

El Asedio Incesante: La Realidad Nocturna en Gaza

“1:30 de la madrugada. El zumbido constante de los aviones no nos permite conciliar el sueño. De vez en cuando, entre el estruendo de los cielos, irrumpen sonidos más próximos, más aterradores. Mis hijos, sobresaltados, corren a mi lado. Intento calmar su miedo con promesas de un futuro libre, lejos de esta prisión. Sin embargo, cada noche, mientras ellos buscan el descanso, mi mente no cesa de buscar soluciones para escapar de este infierno y asegurar la comida del día siguiente. La búsqueda de dinero en efectivo, una quimera en este lugar, me obliga a aceptar pérdidas enormes en el cambio, hasta el 50%, un sacrificio necesario para la supervivencia. No somos los únicos; esta es la cruda realidad que compartimos con todos los que aquí resisten.”

De Profesional de la Salud a Nómada de la Supervivencia: La Odisea del Dr. Alathamna

El doctor Refaat, especialista en terapia intensiva, ya no ejerce su profesión como antes. Los hospitales donde trabajaba, incluido el Hospital Nasser y el Hospital Europeo, han sido blanco de ataques y forzados a cerrar. Su hogar en Jan Yunis fue destruido repetidamente, obligándolo a él, a su esposa y a sus hijos a desplazarse hasta nueve veces. En medio de esta catástrofe, el doctor se ha convertido en un protector de sus cinco hijos, un nómada en búsqueda constante de alimentos y dinero en efectivo entre las ruinas de Gaza. Posee la nacionalidad boliviana, adquirida durante sus nueve años de estudio y trabajo en Bolivia, y espera que este estatus le permita escapar. Pese a sus continuas súplicas y la documentación presentada, la autorización para salir no llega, dejando a su familia atrapada en una zona de conflicto donde la ofensiva final de ocupación, anunciada por Netanyahu, se cierne amenazante.

La Desesperación Cotidiana: Escasez y Aniquilación de la Esperanza

“Me consume la impaciencia”, expresa el doctor con voz serena, que denota un cansancio profundo. “Aquí no queda nada: ni escuelas, ni empleo, ni seguridad, ni siquiera comida. La carne de pollo o pescado es un recuerdo lejano, los huevos inexistentes. Gaza es un paisaje de desolación total. Apenas se encuentran algunos corderos, a precios exorbitantes de 200 dólares por kilo, inalcanzables para la mayoría. Un kilo de tomates cuesta 30 dólares. Nos preguntan cómo estamos, pero la verdad es que no estamos bien; estamos psicológica y físicamente exhaustos, atrapados en este laberinto sin salida.”

El Alto Costo de la Libertad: Una Trampa Sin Salida

Antes del 24 de mayo de 2024, existía una remota posibilidad de escapar de la Franja, aunque a un precio desorbitado: 3.000 dólares por niño y entre 5.000 y 7.000 por adulto, lo que sumaba 30.000 dólares para la familia del doctor Refaat. Una suma inalcanzable, ya que sus propiedades habían sido destruidas y su salario como médico, si bien existía, era mínimo. Su petición de ayuda económica a la embajada boliviana fue infructuosa. Después de esa fecha, las fronteras se cerraron completamente, convirtiendo Gaza en una trampa mortal, rodeada por muros y un mar vigilado, sometida a ataques constantes y una hambruna devastadora desde finales de mayo de 2025. Los puntos de distribución de ayuda se han transformado en escenarios de violencia, donde más de mil personas han perdido la vida, convirtiendo la búsqueda de alimentos en una actividad de alto riesgo.

La Lucha por la Dignidad: La Vida en un Campo de Refugiados

“Evito los puntos de ayuda; son trampas mortales. La seguridad es inexistente, el caos reina. Cada amanecer en Gaza es una batalla por lo esencial: encontrar agua para beber, bañarse y lavar, y madera para encender fuego. Recargamos baterías de coche para tener algo de luz. No hay mercados organizados, solo jóvenes que venden lo poco que consiguen. Vivimos bajo el constante sonido de los ataques, y la noticia de más víctimas —familiares, amigos, colegas— se ha vuelto una rutina dolorosa. La esperanza de un alto al fuego parece un sueño inalcanzable”, narra el doctor. Su familia sobrevive gracias a donaciones particulares y a la Fundación Hola Gaza. “Sin estas donaciones, estaríamos muertos”, reitera, utilizando las redes sociales como única ventana al mundo, aunque no ofrezcan una vía de escape real. Incluso en medio de la adversidad, encuentra momentos de ternura, como la vez que sus hijos gritaron por una cucaracha, demostrando la capacidad del espíritu humano para buscar la normalidad en la anormalidad.

Un Clamor de Auxilio a España y la Persistencia de la Esperanza

Con determinación, el doctor Alathamna afirma que su lucha es escapar de Gaza. Con un tono serio y profesional, compara la situación de su familia con un “código rojo” en urgencias: un caso extremadamente crítico que requiere atención inmediata. “Ruego a España que me ayude a proteger a mis hijos, lo único que me queda. Deseamos una vida digna y segura, donde puedan crecer y contribuir al país que los acoja. Tengo cinco niños pequeños, de 4 a 12 años. Soy un médico experimentado y estoy en proceso de homologar mi título para trabajar”, implora, dirigiéndose a las autoridades y a quien pueda escuchar su desesperado llamado. A pesar de haber presenciado horrores inimaginables en los hospitales, su familia se aferra a la esperanza, celebrando pequeños triunfos como encontrar huevos, un lujo impensable que cuesta ocho dólares por unidad. “Un día más en Gaza, cuídense”, concluye en un video, reflejando la tenacidad y el amor de una familia que lucha por sobrevivir en el epicentro de la crisis.

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