Un acontecimiento de fe y unidad sin precedentes ha tenido lugar en Tor Vergata, Roma, donde el Papa León XIV presidió el Jubileo de la Juventud. Según las estimaciones de las autoridades locales y el Vaticano, más de un millón de individuos se reunieron en este significativo encuentro. Esta congregación masiva representa el evento más multitudinario del todavía incipiente pontificado de León XIV, atrayendo a cientos de miles de jóvenes provenientes de 146 países, quienes llegaron a la capital italiana específicamente para este Jubileo, el momento culminante del Año Santo dedicado a ellos. Las zonas aledañas a Tor Vergata, vistas desde el aire, estaban completamente abarrotadas, lo que corrobora la impresionante cifra de asistentes.
\nLa preparación para este magno evento, que acogió a jóvenes católicos de diversas partes del mundo, implicó un esfuerzo organizativo de dos años. Esta área periférica de Roma fue cuidadosamente acondicionada, incluyendo la rehabilitación de la estructura 'Vela' diseñada por Santiago Calatrava, la cual había permanecido incompleta. El sábado previo a la clausura, una vigilia de oración congregó a los participantes, quienes pernoctaron en Tor Vergata o al aire libre, expectantes por la misa final. El Pontífice, llegando en helicóptero a primera hora de la mañana, recorrió el campamento en su papamóvil, saludando a los fervorosos asistentes. El ambiente general fue de una alegría palpable, comparable a la de un gran festival musical, fusionada con la profunda devoción que caracteriza la Plaza de San Pedro, pero con una escala significativamente mayor. Tras Italia, España se destacó como el segundo país con la mayor representación de católicos en este Jubileo.
\nUn momento de gran impacto visual se vivió cuando el Papa León XIV, en un hecho inédito, descendió de un helicóptero y, durante una hora, recorrió el lugar en el papamóvil, interactuando con la multitud. La imagen de León XIV cargando la Cruz y ascendiendo al escenario de la JMJ 2025 se grabará en la memoria colectiva, simbolizando energía y fortaleza, en contraste con la emotividad y fragilidad mostradas por Juan Pablo II en el Jubileo ordinario de hace 25 años. La respuesta de los jóvenes fue un estruendo de aplausos y cánticos como \"¡Esta es, la juventud del Papa!\", alternados con un silencio reverente, donde solo el zumbido de los drones vaticanos rompía la quietud. Detrás del escenario, una imponente Cruz, símbolo del Jubileo de Juan Pablo II, volvió a ser protagonista. Robert Prevost, durante la noche, evocó las palabras de Juan Pablo II, recordando a los jóvenes que \"es Jesús lo que buscáis cuando queréis encontrar la felicidad\", y rindió homenaje a dos peregrinas, María Cobo de España y Pascale Rafic de Egipto, quienes lamentablemente fallecieron antes de poder asistir al evento en Roma.
\nEste encuentro masivo no solo fortalece la fe individual, sino que también subraya la capacidad unificadora de la espiritualidad para trascender fronteras y culturas. La devoción compartida por millones de jóvenes de diversas procedencias es un testimonio conmovedor de cómo los valores de paz, esperanza y comunidad pueden arraigarse profundamente en las nuevas generaciones, inspirándolas a construir un futuro más solidario y compasivo para toda la humanidad.