En España, el mundo del fútbol ha estado marcado por una serie de escándalos que han afectado a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Un beso no consentido desató un caos, y la imagen de esta institución ya estaba manchada. Además, el estamento deportivo con más presupuesto, cerca de 400 millones de euros para 2024, está liderado por personas con problemas judiciales. Hace 40 años, ningún presidente de la RFEF ha abandonado voluntariamente; todos han sido inhabilitados por diferentes motivos. Ahora, Rafael Louzán, el tercer presidente en poco más de un año, se enfrenta a complicados retos bajo la amenaza del Tribunal Supremo.Recursos y Casos Judicializados
Soule, Brody, el beso a Jenni Hermoso y el caso Negreira son algunos de los casos que están judicializados y que afectan a la institución. Ángel María Villar, Luis Rubiales y Pedro Rocha siguen imputados en algunas de esas causas. Rafael Louzán tiene un recurso de casación pendiente, que se resolverá el próximo 5 de febrero, contra una sentencia que lo considera prevaricado cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra. Esto plantea un gran reto para la Federación, ya que si no se resuelve favorablemente, podría abandonar el cargo apenas dos meses después de ser elegido.
La Federación debe implementar nuevas medidas de transparencia, ética y buena gobernanza. Sin embargo, si la resolución mantiene la condena a siete años de inhabilitación para cargos públicos, será difícil iniciar una nueva era.
Estos problemas judiciales también podrían restar peso a la Federación en el ámbito internacional. La FIFA y la UEFA son más estrictas que el organismo español respecto a los problemas judiciales de sus dirigentes. Aunque Louzán consiga que se acepte su recurso de casación, el Reglamento de gobernanza de la UEFA exige que los miembros de federaciones asociadas mantengan altos estándares éticos y de integridad. Por lo tanto, es posible que ambas organizaciones se planteen forzar un cambio en la presidencia de la RFEF si la situación se agrava.
FIFA Y UEFA: Relaciones Internacionales
La Federación debe cuidar sus relaciones internacionales, especialmente con la FIFA y la UEFA. Estos problemas judiciales pueden afectar su posición en el mundo del fútbol. Aunque Louzán ha recibido el apoyo de LaLiga, con Javier Tebas al frente, debe continuar la normalización del contacto con el fútbol profesional y dejar atrás los enfrentamientos pasados.
Otra relación importante es con el Gobierno, representado por el Consejo Superior de Deportes (CSD). Actualmente, está en estudio una denuncia por parte del Ejecutivo contra el recién elegido. Esto no es una situación favorable para la Federación.
En la candidatura conjunta de España, Marruecos y Portugal para la celebración del Mundial 2030, la falta de liderazgo de la RFEF ha restado peso. Pese a la buena nota obtenida por el proyecto, el nuevo presidente deberá pelear por que los partidos más importantes de la cita mundialista se jueguen en territorio español, especialmente la final.
De la Fuente: Contratos y Renovaciones
Tras las manifestaciones de Luis de la Fuente posteriores a la Eurocopa, el nuevo contrato del técnico será uno de los primeros temas que tendrá que enfrentar Rafael Louzán. Él estuvo en la firma de la prolongación del contrato del seleccionador para que pudiera afrontar la Eurocopa y ahora deberá renovarlo con condiciones que satisfagan a ambas partes. También debe hacer lo mismo con Montse Tomé, que se encuentra en pleno proceso de renovación del equipo femenino. Su contrato actual expira a mediados de 2025.
Esto requiere una gestión cuidadosa y una comprensión de las necesidades de ambos lados. Louzán tendrá que trabajar arduamente para garantizar la continuidad y el éxito del equipo.
Árbitros: Igualdad y Profesionalización
El fútbol femenino y los árbitros son otros retos que Louzán debe afrontar. Debe trabajar en el seguimiento de la profesionalización de las futbolistas y fomentar la igualdad en las competiciones. Respecto a los colegiados, debe manejar con pericia el conflicto generado por el caso Negreira, que afecta a su institución y al Barcelona.
Todo ello debe hacerse desde un prisma de profesionalización muy necesario en un organismo que aún dispone de métodos arcaicos de gestión. Según su programa, Louzán tratará de llevar a la Federación al siglo XXI en términos de organización y transparencia, incorporando nuevos perfiles, tanto técnicos como de gestión empresarial, para ayudar al crecimiento.