La comunidad artística se ha visto conmovida por la reciente pérdida de Tony Roberts, quien falleció a los 85 años. Este destacado intérprete, nacido en Nueva York en 1939, dejó una huella imborrable tanto en la gran pantalla como en los escenarios teatrales. Su colaboración con Woody Allen fue particularmente notoria, apareciendo en seis películas juntos y forjando una amistad que trascendía las cámaras. En este artículo, exploraremos su carrera multifacética y su legado perdurable en la industria del entretenimiento.
Roberts era conocido por su habilidad para proporcionar un contrapunto tranquilo a los personajes inseguros e introspectivos que Woody Allen solía interpretar en sus películas. Esta dinámica se evidencia claramente en su papel como Rob en "Annie Hall" (1977), donde su presencia calmada ofrecía un respiro al torbellino emocional protagonizado por Allen. La química entre ambos actores no solo se limitaba a la ficción, sino que también se extendía a su relación personal fuera de los sets de filmación.
Sin embargo, la carrera de Roberts no se reducía únicamente al cine. El mundo del teatro también lo vio brillar, especialmente en Broadway, donde participó en obras emblemáticas como "Tócala otra vez, Sam", junto a Allen y Diane Keaton. Otras actuaciones memorables incluyen su papel de Maxwell en "La comedia sexual de una noche de verano" (1982) y Norman en "Hannah y sus hermanas" (1986). Además, Roberts tuvo una presencia constante en la radio y la televisión, con más de veinte apariciones en diversos programas televisivos.
En sus últimos años, Roberts continuó contribuyendo al mundo del cine. Su última actuación fue en el remake de "Dirty Dancing" en 2017, donde interpretó a Max Kellerman. A pesar de haberse retirado del ojo público, su legado sigue vivo a través de sus interpretaciones inolvidables y su influencia en la cultura popular. La vida y obra de Tony Roberts son un testimonio de la versatilidad y talento que pueden surgir cuando un actor encuentra su verdadera vocación.