En las últimas décadas, el pollo frito ha experimentado una transformación significativa en la escena culinaria de ciudades como Madrid y Barcelona. Tradicionalmente asociado con la comida rápida, este plato ha evolucionado para convertirse en una opción gourmet que combina técnicas ancestrales con ingredientes de alta calidad. Este fenómeno no solo ha cambiado la percepción del pollo frito, sino que también ha abierto nuevas posibilidades en la cocina contemporánea.
En Madrid, locales modernos han reinventado el pollo frito, ofreciendo experiencias gastronómicas únicas. Establecimientos como The Window y Yopoclub han llevado este plato a otro nivel, alejándose de la imagen tradicional de restaurantes de comida rápida. Estos lugares destacan por su ambiente acogedor y su enfoque en la calidad de los ingredientes, utilizando técnicas innovadoras para mejorar el sabor y textura del pollo.
The Window, ubicado en Malasaña, es un ejemplo perfecto de esta tendencia. Su creador, Diego Olande, junto a su hermano Aitor, utiliza marinados en buttermilk para realzar la jugosidad de la carne. Este ingrediente, poco común en España pero popular en Estados Unidos, permite obtener un pollo más tierno y sabroso. Además, utilizan productos locales, como patatas frescas y carnes de proveedores cercanos, lo que añade un toque auténtico a sus platos. La carta se completa con opciones creativas como las chicken pops, acompañadas de pan de patata importado de EE.UU., que proporciona un contraste dulce ideal.
En Barcelona, la influencia asiática ha dejado su huella en la evolución del pollo frito. Locales como Antonia’s Burger y Zhengxin Chicken han introducido variaciones que fusionan sabores orientales con técnicas occidentales. Esta fusión cultural ha dado lugar a propuestas culinarias únicas que desafían las expectativas tradicionales del pollo frito.
Antonia’s Burger, fundado por Mani y Majid Alam, ofrece una versión de pollo frito inspirada en la cocina pakistaní. Utilizan especias como tikka masala y harina de garbanzos para crear un adobo picante y ahumado. El resultado es una burger que combina sabores intensos con ingredientes sencillos, como pan de patata y pepinillos caseros. En tanto, Zhengxin Chicken, una cadena china con presencia global, ha traído al público barcelonés su versión del pollo frito, caracterizada por su crujiente textura y sabores exóticos. Estas innovaciones demuestran que el pollo frito puede adaptarse a diferentes culturas y preferencias, convirtiéndose en un plato versátil y apreciado en la gastronomía urbana.