El expresidente del Gobierno, Felipe González, ha emitido un juicio severo sobre la Ley de Amnistía, catalogándola de \"acto de corrupción política\" y \"vergüenza\". En un acto de coherencia con sus principios, ha declarado que no ofrecerá su voto al PSOE liderado por Pedro Sánchez en los próximos comicios. Esta determinación, que lo alinea con quienes exigen un adelanto electoral, subraya su profundo desacuerdo con la dirección actual del partido, especialmente en lo concerniente a la medida legislativa que, a su parecer, mina el Estado de Derecho.
González ha criticado duramente la naturaleza de la Ley de Amnistía, describiéndola como una \"autoamnistía\" donde los propios beneficiarios influyen en su redacción. Con ironía, ha aludido a la supuesta experiencia jurídica del negociador en el trueque de impunidad por votos, sugiriendo una falta de transparencia y legitimidad en el proceso. Sus palabras enfatizan la percepción de una ley hecha a medida para eximir de responsabilidades a quienes se vieron envueltos en el 'procés', lo que genera una profunda preocupación sobre la integridad del sistema legal.
El antiguo líder socialista ha cuestionado la aparente premonición de Pedro Sánchez sobre el resultado de la votación en el Tribunal Constitucional, considerándolo una clara falta de respeto hacia la institución. Asimismo, se ha sumado a las voces que reclaman la celebración de elecciones generales anticipadas. Para González, la autoridad del presidente se ha diluido, cediendo el control a formaciones políticas externas y comprometiendo los principios democráticos. La analogía con el \"amaño\" de primarias sugiere una manipulación aún mayor en los procesos electorales nacionales, aumentando la preocupación por la legitimidad del sistema.
En relación con los recientes casos de corrupción que han salpicado al PSOE, Felipe González ha aclarado que, si bien son preocupantes, la raíz del problema radica en el Gobierno y no en el partido en sí. Ha señalado que las investigaciones se centran en acciones gubernamentales, lo que implica una responsabilidad directa del ejecutivo. Además, ha expresado dudas sobre la existencia de un \"proyecto de país\" claro por parte del actual presidente, instando a Sánchez a presentarlo y someterlo al veredicto de los ciudadanos. Este pronunciamiento subraya la necesidad de una visión de futuro coherente y una rendición de cuentas por parte del liderazgo político.